La importancia de la capacitación en el crecimiento de la industria
El factor local
Copete: Aprovechamos la celebración de un nuevo Día del Trabajador Minero, para volver a destacar la importancia del factor humano en la multiplicación del impulso de la industria minera.
(Por Roberto Mendoza especial para La Opinión Austral)
03/11/2013 (AIMSA-SantaCruz) La producción minera metalífera ya lleva más de quince años en Santa Cruz, desde que Cerro Vanguardia comenzó a extraer oro y plata de su yacimiento. Luego entraron en producción Mina Martha en 2002, San José - Huevos Verdes en 2007, Manantial Espejo en 2009 y Lomada de Leiva en 2012.
Mientras tanto, y ante los buenos resultados que ha ido mostrando el productivo distrito geológico del Macizo del Deseado, muchas empresas realizaron, cuando el flujo de inversores los acompañó, tareas de exploración, algunas de las cuales fructificarán en un futuro no lejano en nuevos yacimientos productivos, como Cerro Moro, Cerro Negro, Cap Oeste y Don Nicolás.
Una de las características relevantes de los proyectos mineros santacruceños, es que presenta una enorme diversidad de empresas, y que ninguno de los emprendimientos son de gran tamaño, lo que permite una relación mucho más directa con las comunidades y una presencia más diversificada en cada una de las localidades cercanas a los mismos.
Inversiones que impactan
Más allá de los montos que se vuelcan al desarrollo de los proyectos mineros en sí, las empresas mineras vuelcan de manera directa e indirecta, una importante masa monetaria en las localidades cercanas a los emprendimientos, tanto mediante el pago de haberes a trabajadores y de bienes y servicios a proveedores locales, como en aportes vinculados a infraestructura y desarrollo, y en becas y servicios educativos.
Sobre casi 3.500 empleos directos de la industria, 2.000 son locales, lo que en términos monetarios significa más de 350 millones de pesos anuales que se abonan en sueldos que quedan en Santa Cruz.
En cuanto a los proveedores de bienes y servicios locales –que globalmente ocupan a otros 2.000 empleados locales, sobre un total de 3.000–, los mismos percibieron solamente en el año anterior, un total de 380 millones de pesos, de los cuales 120 millones corresponden a las localidades más cercanas a cada enclave productivo, en tanto que el resto se reparte entre varias de las otras localidades santacruceñas.
La mayoría de las empresas mineras en producción o en etapa de factibilidad, desarrollan al mismo tiempo programas de becas estudiantiles y pasantías, además de apoyo a diversas actividades educativas, los que significan un monto total de más de doce millones de pesos en el último año, entre lo ya aportado y lo comprometido para el presente período.
Finalmente, en lo que hace a aportes para infraestructura y desarrollo de otras actividades productivas, la minería aportó en el mismo año un total de 14 millones de pesos.
Seguir el ritmo
Al mismo tiempo que las mineras afianzan su presencia, poniendo en marcha los nuevos emprendimientos o ampliando, mediante la reinversión en exploración, la vida útil de los ya existentes, la participación del factor local –trabajadores y proveedores– en la industria va creciendo, obteniendo una participación cada vez mayor, lo que repercute positivamente en las economías locales.
Esta participación no es fácil, ni sencilla de lograr, y no puede ser decidida por la simple voluntad ni de empresas ni de gobernantes, ni mucho menos por el dictado de leyes totalmente ajenas a la realidad, sino que depende en gran medida, de la capacidad tanto de trabajadores como de las pymes locales, de adaptarse a las nuevas realidades, capacitarse y mejorar permanentemente.
A las mineras les resulta altamente beneficioso contar con mano de obra y proveedores de la zona en que realizan su labor, ya que eso les permite una mayor agilidad en la cobertura de sus necesidades, y un mejor anclaje social. Por ello, esencialmente, es que se desarrollan programas para capacitar a quienes quieren sumarse a la industria.
La diversidad de empresas en operación, por otra parte, sirve también a esos objetivos, ya que al encontrarse en distintos estadios de desarrollo, permiten una mayor rotación de personal, y que cada trabajador o proveedor encuentre el nicho en el cual brindar los bienes, servicios o fuerza laboral, para los que está capacitado.
La actividad minera en Santa Cruz se continúa desarrollando, aún pese a los problemas internacionales y las malas decisiones locales. Por ello, es una necesidad cada vez más imperiosa, que quienes se disponen a participar en la industria, logren desarrollar sus capacidades para ocupar los nuevos espacios que se van generando.
Para que ese anclaje local sea cada vez más amplio y abarcativo, el estado debe hacer hincapié en los programas de capacitación y en el apoyo a las pymes, porque de nada vale fijar porcentajes obligatorios de mano de obra local, si no contamos en la provincia con personal preparado para ocupar esos puestos que se generarían.
La presencia local en el negocio minero es no solamente positiva, sino crucial, porque sirve para multiplicar la participación de la sociedad en la renta minera, y al mismo tiempo significa colocar representantes de la comunidad en cada uno de los espacios en que la industria desarrolla su actividad.
Y se sabe, nada mejor que uno mismo para defender lo propio.